Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño que sueña no soñar y que la muerte que teme nuestra carne es esa muerte de cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo de los días del hombre y de sus años, convertir el ultraje de los años en una música, un rumor y un símbolo, ver en la muerte el sueño, en el ocaso un triste oro, tal es la poesía que es inmortal y pobre. La poesía vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara nos mira desde el fondo de un espejo; el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Itaca verde y humilde. El arte es esa Itaca de verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro, como el río interminable.
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Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y nace todo nuevamente. (Creo que te inventé en mi mente). Las estrellas salen valseando en azul y rojo, Sin sentir galopa la negrura: Cierro los ojos y el mundo muere. Soñé que me hechizabas en la cama Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente. (Creo que te inventé en mi mente). Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan: Escapan serafines y soldados de satán: Cierro los ojos y el mundo muere. Imaginé que volverías como dijiste, Pero crecí y olvidé tu nombre (Creo que te inventé en mi mente). Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti; Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente. Cierro los ojos y el mundo muere. (Creo que te inventé en mi mente) ...Los bosques desfilaban por la ventanilla, desdibujados por una espesa bruma que sugería tibieza. Por encima de la bruma, las blancas nubes estaban bañadas en una luz trémula que parecía irradiar la tierra. Pero a medida que el tren avanzaba, el cielo se despejó completamente. Los rayos del sol penetraban oblicuamente por las ventanillas e iluminaban todo el vagón...
Extracto de "Lo bello y lo triste" Escribirte, escribirte, dibujarte. Llenarte el pelo de todas las palabras detenidas, colgadas en el aire, en el tiempo, en aquella rama llena de flores amarillas de cortes cuya belleza me pone los pelos de punta cuando vengo bajando sola, por la carretera, pensando. Definir el misterio, el momento preciso del descubrimiento, el amor, esta sensación de aire comprimido dentro del cuerpo curvo, la explosiva felicidad que me saca las lágrimas y me colorea los ojos, la piel, los dientes, mientras voy volviéndome flor, enredadera, castillo, poema, entre tus manos que me acarician y me van deshojando, sacándome las palabras, volteándome de adentro para afuera, chorreando mi pasado, mi infancia de recuerdos felices, de sueños, de mar reventando contra los años, cada vez más hermoso y más grande, más grande y más hermoso.
Como puedo agarrar la ilusión, empuñarla en la mano y soltártela en la cara como una paloma feliz que saliera a descubrir la tierra después del diluvio; descubrirte hasta en los reflejos más ignorados, irte absorbiendo lentamente, como un secante, perdiéndome, perdiéndonos los dos, en la mañana en la que hicimos el amor con todo el sueño, el olor, el sudor de la noche salada en nuestro cuerpos, untándonos el amor, chorreándolo en el piso en grandes olas inmensas, buceando en el amor, duchándonos con el amor que nos sobra. Siempre en mi recuerdo, uno de mis favoritos.
Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos; te quiero porque tus manos trabajan por la justicia. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice, y todo. Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos. Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada; te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro. Tu boca que es tuya y mía, Tu boca no se equivoca; te quiero por que tu boca sabe gritar rebeldía. Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo. Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos. Y por tu rostro sincero. Y tu paso vagabundo. Y tu llanto por el mundo. Porque sos pueblo te quiero. Y porque amor no es aurora, ni cándida moraleja, y porque somos pareja que sabe que no está sola. Te quiero en mi paraíso; es decir, que en mi país la gente vive feliz aunque no tenga permiso. Si te quiero es por que sos mi amor, mi cómplice y todo. Y en la calle, codo a codo somos mucho más que dos. [...]
Un día le preguntó: - ¿También a ti te enseñó el río aquel secreto: que el tiempo no existe? Una clara sonrisa iluminó el rostro de Vasudeva. - Sí, Siddhartha -repuso-. Te estarás refiriendo sin duda a lo siguiente: que el río está a la vez en todas partes, en su origen y en su desembocadura, en la cascada, alrededor de la barca, en los rápidos, en el mar, en la montaña, en todas partes simultáneamente, y que para él no existe más que el presente, sin la menor sombra de pasado o de futuro. - Así es -dijo Siddhartha-. Y cuando me lo enseñó, me puse a contemplar mi vida y advertí que ella también era un río y que nada real, sino tan solo sombras, separan al Siddhartha niño del Siddhartha hombre y del Siddhartha anciano. Las encarnaciones anteriores de Siddhartha tampoco eran un pasado, como su muerte y su retorno a Brahma no serán ningún futuro. Nada ha sido ni será; todo es, todo tiene una esencia y un presente. [...] (...)
¡HOMBRE DE CÓLERA! ¡Vuelve impaciente a interrogar el olvido! ¡Huye de tu padre y de tu isla, arranca tus raíces! Viaja como extranjero, hay que tocar aún el fondo. Hay que saber, hay que colmar el vacío. ¡Que la virtud de un movimiento nuevo Te sea dada! ¡Vuelve impaciente! Se adensa y se endurece la sombra En torno al fuego de tu rapidez. ¡Haz crujir la corteza, trueno! ¡Con el talón que golpea, Con el puño que se crispa, Con el ceño fruncido, Con la boca torcida, Con el rayo de los ojos, Con gritos y con lágrimas, Que se rasgue la tierra! ¡Que la fuerza de tu violencia La arroje en tu poder! ¡Abre con tu palabra el juicio! ¡Haz que, por fin, la razones aparezcan! Este arte para la memoria aún tan pesado Te entrega el resplandor que todo puede definir, Pero tan pronto como tocas el punto en que consientes, Devuelto a tu medida, en el aire rebotas... Emoción del retorno, suaves semejanzas. Es el tuyo el secreto de los rostros que pasan. De los misterios nacen superficies bruñidas. Una nube alargada da lecho a tus ideas. Escribo desde un bar, desde una mesa
con tajos, quemaduras, manchas de suciedad antigua. Es una mesa de madera, es una mesa de silencio, es una mesa hecha de tablas, con paciencia, con tedio, con rutina, es una mesa y también un estado del alma, es un apoyo más, es un soporte donde puedo volcar y descansar del peso de mi cuerpo, los dos brazos, donde puedo escribir en medio de la gente, lo de siempre. Café Tortoni, Buenos Aires, Argentina. http://www.youtube.com/watch?v=mkIzOa7XdDw
Como será mi piel junto a tu piel Como será mi piel junto a tu piel Cardo, cenizas, ¿cómo será? Si he de fundir mi espacio frente al tuyo Como será tu cuerpo al recorrerme y cómo mi corazón si estoy de muerte Se quebrará mi voz cuando se apague de no poderte hablar en el oído Se quemará mi boca salivada de la sed que me queme si me besas Cómo será el gemido y cómo el grito al escapar mi vida entre la tuya y cómo el letargo al que me entregue cuando adormezca el sueño entre tus sueños. Han de ser breves mis siestas Mis esperos despiertan con tus ríos. Pero, pero como serán mis despertares Cada vez que despierte avergonzada Pero como serán mis despertares Cada vez que despierte avergonzada... |
AutoraPalabras e imágenes que me inspiran. Categorias |