Es el músculo del alma el que no entiende su luto
y el vacío entre sus voces lo que oímos de ellos. Ellos, que cercanos al miedo prefieren vivir, mientras atrapados en el egoísmo de una pobreza dorada, se seducen y comparan. Caen flácidos al suelo envenenados con palabras vacías y reviven cada tarde en el tumulto de las plazas. Esos mismos que parecen haber conocido la dicha. Que sonríen en público y se golpean a solas, que en las formas se encuentran y en el fondo se apartan. Olvidan que hay luz en la sombra y el carisma de la gente el domingo por la playa; estas tardes de verano embrujadas por el fuego, los arándanos y la luna coronando el mar. Alguna vez se supieron ajenos en la noche y lo olvidaron todo. ¡Ellos son los perdidos! Los que se atreven a juzgar, los que sin rumbo, flaquean. Enemigos del silencio que antes gritaron venganza.
0 Comments
Leave a Reply. |
autoraTextos cortos, prosa poética y poesía. Archivos
April 2024
Categorias |