Largas noches de espera hechas voz. Dos figuras sin definir hechas grito y quince días de distancia en el aire. Cuando la espera acabó vencieron al color negro de sus sombras lamiendo el dulce de sus pieles.
Abrieron las puertas para evitar el calor y dejaron entrar al viento que refresca cuando el amor cansa. Esos cuerpos inseparables serían pellejos luego. Y también cenizas echadas al mar. Quizás sus hijos se encargarían de esparcirlas por el puerto. Desearon en silencio aguantar la vida juntos y burlarla a escondidas, pasando el verano abrazados. Vencieron al tiempo, al ruido de los vecinos por la mañana y al no saber de los días. Él y ella, igual de perdidos. Serían pellejos luego, es cierto. Historias agradables de un pasado lejano.
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autoraTextos cortos, prosa poética y poesía. Archivos
April 2024
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