Bien decía él que ¿qué es un periodo de sequía si no un montón de excusas colándose en una rutina que no da tregua?
Ya. Montón de excusas que se acumulan y que hay que ir callando para poder avanzar sin que te muerda el monstruo del remordimiento mientras duermes. Lamentablemente, no recuerdo un periodo fértil prolongado más de seis meses, pero me consuela pensar que muchos grandes escritores empezaron su obra literaria en la vejez y por suerte, queda mucha crema para eso. Así, pues, quizás un buen tema para empezar este camino sin medida previsible, sean las excusas. Y estaba pensando que incluso este blog se terminará convirtiendo en una de las muchas excusas perfectas para una vida desenfrenada digna de ser contada. Pero para eso, concédanme algo de tiempo. Hoy no hay gossip. ¿Qué esconden nuestras excusas? Tengo la fortuna de hablar casi a diario con una astróloga. Lo hago en parte por trabajo, pero más porque me gusta; me gusta ella y me gusta creer que una parte de la realidad se puede explicar en términos que jamás entenderé relacionados con las estrellas y mundos lejanos. Me gusta también porque me llena de excusas originales cuando se me acaban las ideas. Por ejemplo, faltan cuatro días para la luna nueva y según ella (y me da igual si es cierto no, así que por favor, no te atrevas a contradecirla) empieza el fin de una mala racha que ya no recuerdo cuándo empezó. Así, el próximo 25 de junio tengo una excusa para esperar algo nuevo y cuatro días para imaginarlo y acariciarlo. Mi amiga astróloga nunca se ha tomado un café conmigo pero tenemos tal ciber conexión que a veces se atreve a darme malas noticias. Y yo me dejo porque son ocasiones excelentes para ganar excusas válidas que me permiten esconderme en casa los días de mala suerte o abandonar mi vida social y sentimental en el equinoccio de quién sabe qué astro malvado. Gracias a ella descubrí que es fácil dejar de ver a algún chico con la excusa de que no ha llegado en el momento indicado del ciclo lunar sin sentirme culpable por ello. Dice ella que nuestra realidad define, en parte, el sentimiento unánime de nuestra generación. Los ahora treintañeros perdidos que crecieron pensando que todo era posible con el esfuerzo justo y se encontraron un día adultos, inseguros y... sin haber logrado mucho a pesar de las ganas. Perdón, es que de la excusa al lamento hay poca distancia. Respondiendo a la pregunta, las excusas esconden muchas cosas: temor, decepción, falta de confianza, falta de valor... Ahora mismo tengo mucho que hacer como para ponerme a pensar una respuesta mejor pero juro que esta tampoco es una excusa.
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April 2018
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