Martes de confesión: soy adicta a los chinos. Sé que a muchos les pasa, por eso me atrevo a contarlo.
Desde que entro, ¡no! desde que estoy cerca de entrar a una de sus tiendas, siento ese olorcito a juguete nuevo que me encanta y me atrae como no se qué o qué. Entro y saludo; la china o chino siempre tienen su mostrador en la entrada. Normalmente están sentados viendo televisión china o escuchando música china. Me caen bien porque no les intereso para nada. No quieren saber qué carajo necesito, no tienen la mirada del comerciante ansioso por saber si vas a comprar algo o no. No me odian si no les compro nada porque saben que igualmente son siempre necesarios para muchos otros. Ellos están ocupados con su telenovela que sólo ellos entienden y mientras tanto, con su tercer o cuarto ojo (yo sé que tienen más de dos) miran de pasada las cámaras de seguridad. Pero no, jamás se me ocurriría. A los chinos no se les roba, a los chinos se les respeta. Ojo al chino que trabaja todo el día sin quejarse. ¿Qué me dices de sus jornadas de mil horas sin descanso? En su cultura se apoyan entre ellos, sufren en solitario y son duros como piedras. Para mí son todos Bruce Lee. Merecen tanto mi respeto que no les robaría nunca. En cambio, disfruto. Entonces entro, saludo y me pongo a pasear. A ratos cierro los ojos, camino un poco y los abro de pronto intentando adivinar qué encontraré frente a mi: ¿Será un cojín feo? ¿Quizás un producto de limpieza radioactivo? ¿una caja de plástico multiusos? las posibilidades son tantas que no puedo parar. El caso es que antes era más divertido todavía porque existían los "todo a cien" (cien pesetas) que ahora son los "todo a 1 euro" en peligro de extinción. ¿Qué les pasa a los chinos que ya no abren más esa clase de negocios? Se están poniendo occidentales, eso es, abren tiendas mejor organizadas con nombres rebuscados y modernones. Están perdiendo su esencia y eso no me gusta. Por ejemplo, abrieron hace poco uno cerca a mi casa y yo me emocioné cuando estaban en obras, cómo no, pensando en un chino normal, pero cuál fue mi sorpresa... Se llama "Casa Linda" y se parece tanto a Ikea, que ya veo rubia a la china. Además nada de precios buenos, todo es caro y de excelente calidad. Me encantaría un “Todo a un Euro” donde de verdad hubiera de todo. Si tengo hambre, voy al todo a un euro, saludo a la china y me llevo un sándwich de pan de plástico. Me lo como mientras recorro pasillos desordenados y compro bombillas a un euro, cestas a un euro, bragas, máscaras a un euro… todo, todo y todo lo que pueda imaginar. Si en el mundo todo costara un euro, habría más igualdad y nos reiríamos más. Dejarían de existir los bailarines zombies en las discotecas y a nadie le faltaría nada. Los ricos se irían todos a una isla especial a llorar sus penas y nos dejarían a los terrícolas simplones con nuestro incienso barato y nuestros adornos cutres de 1 euro. Todo volvería a ser perfecto. Así que, chino amigo, te pido ayuda en nombre del mundo. Estamos en tus manos. Recomiendo la zona del Eixample de Barcelona, excelente para invertir en este tipo de negocios ;)
0 Comments
Leave a Reply. |
Archiv0s
April 2018
la vidaTextos cortos sobre la vida cotidiana. Categorias
All
|